Principales problemas de los organismos públicos para asistir a las PyMes

07.08.2012 23:23

 

Los organismos públicos que asisten a través de programas de capacitación a las PyMEs con cursos a su personal, fijan pautas restrictivas que impiden que las interesadas puedan aplicar en algunos de los segmentos que ofertan (sólo reintegran sobre un % de la masa salarial, no deben tener deudas con el fisco, cupos que se agotan rápidamente, etc). Pero existen otras razones que por cierto demoran el cambio de paradigma, principalmente porque el estado no repara en el enfoque sistémico de la problemática PyME, sino que sólo interviene reactivamente cuando la propia empresa define sus proyectos de formación de los RRHH y no mediante un estudio enfocado a descubrir las debilidades en el seno de las mismas a través de una consultoría integral multidisciplinaria y colaborativa.

        

Los cuadros profesionales externos con que cuentan estos organismo (unidades capacitadoras)  normalmente son llamados a dictar cursos específicos a propuesta ya no del estado, sino de las mismas firmas que se auto imponen los contenidos de formación limitados al mejoramiento de un proceso, para la actualización de normativas, etc., pero no se abordan, como dijimos, desde una óptica macro y como modelo de gestión superadora a los que la empresa tradicional viene desarrollando. Es por ello que difícilmente se pueda articular un proyecto integral asistido y monitoreado desde las esferas públicas, al no haber adaptado el modelo de ayuda teniendo en cuenta la empresa como un todo y no meros mapeos disociados que si bien facilitan aprendizajes, no construyen el ambiente apropiado para repensar un modelo de gestión a partir del capital humano.   

        

La asistencia tecnológica y la innovación están estrechamente ligadas a la mejora en la productividad y competitividad de las empresas. En el caso argentino, el Reporte de la Competitividad Global 2013-14 (Foro Económico Mundial) ubica a nuestro país en la posición 107 por debajo de Chile (37), Brasil (56), México (55), Perú (61), Colombia (69),  Ecuador (71) y Uruguay (85). Esta situación nos abre al debate sobre qué causales están presentes en este atraso, en particular, de las unidades manufactureras domésticas y cual es el marco coyuntural que impide o demora dicho desarrollo.

        

Evidentemente los pocos organismos que auspician o financian la asistencia en ese sentido, se encuentran muchas veces impelidos de brindar apoyo porque no existen programas o líneas desde el seno de la política pública, que fijen metas cualitativas y que respondan a objetivos macros para alinear los proyectos detrás de los mismos, por ejemplo: crecimiento incremental de las exportaciones del rubro MOI.

 

Por otro lado, no se vislumbra una coordinación interinstitucional para sostener programas de competitividad desde acciones en común, sin dilapidar esfuerzos. Sólo se ven hechos aislados que no traccionan sobre el cambio paradigmático, que por otro lado, sólo actúan si existen fondos destinados a proyectos de innovación & tecnología.

 

Esta necesidad de aportes específicos y de la renovación de las líneas que ya están en curso, conspiran con los proyectos en agenda y ciertamente, este ítem absorbe mucha financiación que, de no venir de organismos oficiales o mundiales, las PyMes no autogeneran el capital necesario para volcarlo en I+D.

 

Asimismo no está extendido por los institutos de asistencia y promoción, salvo excepciones, el modelo de mejora continua como impulsor del cambio de gestión fabril. Entónces empecemos por determinar una política pública de largo alcance que sostenga este nuevo modelo, para luego impulsar el desarrollo tecnológico sobre una nueva base estratégica que impulse el cambio organizacional.     

 

Este desencuentro que se plantea entre quienes poseen estructura e idoneidad para I+D vs. las receptoras del apoyo oficial en ese sentido, posiblemente tenga su origen en que ambas partes no están ligadas por algo sustancial en este marco de transferencia tecnológica: un plan integral de apoyo que entienda la problemática PyME, particularmente de aquellas dificultades que impiden o demoran la consecución de la productividad y por ende la competitividad, como factor determinante para escalar económicamente en el mercado, más allá de las inversiones necesarias.

 

El plan de asistencia deberá entonces ser encarado desde la mirada profesional multidisciplinaria a efectos de obtener diagnósticos primarios, para luego asignar recursos y herramientas dentro de un proyecto global de apoyo. Las acciones coordinadas dentro de este esquema, serán de suma utilidad y de provecho para las áreas de la organización que necesitan ser atendidas. Los esfuerzos aislados de universidades o centros tecnológicos pueden solucionar un problema concreto pero distan de resolver lo endémico de las PyMes de nuestro país: reconocer sus debilidades (autodiagnóstico) y saber encontrar el apoyo para atemperar las mismas. 

Hasta el próximo editorial.

Lic. Mario D'Angelo

Editor Graduados iCom